Wednesday, August 2, 2017

Las tres dimensiones del ecuador

Tercer día en Quito dedicado a ver museos y vagar por la ciudad. Entro a una cafetería en frente del Hostel donde me alojo y veo un libro llamado EL GRAN LIBRO DE LA NUEVA DIMENSIÓN (Alta definición en 3D Bohdan)

Yo tenía ese libro de pequeño. Pasé horas mirándolo y ahora está aquí expuesto de una forma extraña como en un pedestal. No aparcado en batería como suelen estar los libros, sino más bien exhibido como los best sellers en las librerías. En una leja, apoyado en la pared sobrecargada, compartiendo labores decorativas con discos de vinilo silueteados, fotos random, máscaras...

Mirar ese libro me produce una sensación de familiaridad remota. Un recuerdo al que la única forma de acceder es ver una réplica exacta del objeto. Fantaseo con la idea de que sea el mismo ejemplar y que de alguna manera haya llegado desde mi infancia hasta esa cafetería. El tamaño grotesco, las páginas con microperforaciones para ser arrancadas, los colores dispuestos en patrones. El truco: torcer los ojos hasta que dos elementos del patrón se unan y el cerebro crea que está viendo lo mismo con los dos ojos y las diferencias entre lo que ambos ojos perciben se manifiesten. Recuerdo probar a hacer lo mismo con patrones en los tapices de los sillones o en alguna pared con motivos repetitivos y que lo que resalte sea alguna mancha o imperfección en el patronaje. Recuerdo usar este truco para resolver rápidamente los juegos de encontrar las siete diferencias.

Mientras tanto, una pareja de venezolanos recién emigrados piden algo de cenar y hablan sobre la situación de su país.Yo que estoy fuera tan preocupada y los que están dentro tan tranquilos, dice la chica. Así es la gente, mija, dice el novio para tranquilizarla.

Pienso en los detalles innecesarios que mete Bolaño en sus novelas. Decir que una dependienta tiene la cabeza pequeña como algo que no tiene ningún impacto en la historia. Perlas de verosimilitud. Me pregunto si serán perceptos propios o los crea ad hoc para cada personaje de la historia, como tics de un actor.

Y así sigo, sobreexcitado, hiperestésico, con la cabea a mil por hora sin saber si es la soledad que hace fermentar las ideas o el cambio de estilo de viaje lo que me hace escribir compulsivamente. Pensando en que tengo que analizar esta sensación. En que Salinger solo quería que lo dejasen en paz.

Por lo que veo, los venezolanos que emigran suelen ser jóvenes y utilizar alta tecnología. Graban videoblogs con cámaras muy buenas, se comunican con móviles de alta gama y se desesperan por el cambio del Bolívar "fuerte" que cada vez lo es menos en comparación con el dólar. La pareja recibe por whatsapp un audio de un niño pequeño, quizá su hijo, espero que su sobrino. Sí es el sobrino del chico.

En la mesa de al lado una pareja de alemanes cerca de los treinta con un McBook buscan información sobre restaurantes mientras degustan un menú vegetariano. Él rapado y ella con media melena rubia. Con una bolsa de compras a modo de botín después de un día alrededor de la ciudad. Sobre ellos, colgando del techo, un paraguas invertido que parece protegerles a la vez que recolectaría agua en caso de lluvia; eficiencia alemana no pretendida. El chico ve videos de fútbol en su móvil con un comentarista poseído que amenaza cada jugada.

Entre las dos parejas poéticamente situado el libro de las tres dimensines. La dimensión de quien huye de una posible guerra, la dimensión de los turistas indiferentes ajenos a todo y la dimensión en la que parezco encontrarme yo, la del observador invisible que escribe en una libreta lo que sucede cuando no sucede nada más que la vida.

Para terminar tuerzo los ojos y junto a las dos parejas y espero a que aparezcan las diferencias resalten, pero no sucede porque hay bastantes más de siete.

Me levanto, pago el café y me vuelvo al hostel.

No comments:

Post a Comment