Wednesday, May 10, 2017

Guatemala

Llevo casi un mes sin escribir por aquí y se viene haciendo habitual que comience con una disculpa, pero bueno, no creo que deba disculparme tampoco. Este blog pretende ser una especie de crónica de lo que me sucede en el viaje, pero hay veces que la inspiración simplemente no viene y escribir es como buscar oro en una mina abandonada, acabas cansado y con un carro lleno de piedras sin mucho valor, así que en esos momentos suelo escribir en una libreta donde escribo sobre la falta de inspiración con curioso resultado.

A pesar de todo creo que el lugar donde me encuentro ahora merece un post y lo tendrá, pero antes voy a contar de forma esquemática lo sucedido desde Belice hasta aquí.

Después de Key Caulker fui a San Ignacio, donde visité otras ruinas mayas, pero decidí no ir a las cuevas por costar 80$ y continué hacia Guatemala al día siguiente con Sara, la italiana que nos acompañaba. Ribe decidió quedarse y encontrarnos al día siguiente en Flores, donde tomaríamos un tour para ver Tikal, otras ruinas mayas bastante espectaculares. En ellas vimos monos araña y aulladores. Después de ver un total de cuatro monumentos de este tipo puedo decir que no consigo sentirme conmovido por ellos. Simplemente me dejan frío y no producen en mí un efecto más allá de una pequeña sopresa por haber perdurado por los siglos. Siempre suelo fijarme más en la naturaleza que las rodea o en el comportamiento de los turistas que las visitan, pero nunca me siento sobrepasado por lo monumental, y podría extenderlo a que nada de lo monumental que ha creado el ser humano me dice demasiado, véase catedrales, pirámides, palacios... soy totalmente insensible a estas construcciones y no creo que esto cambie en un futuro próximo.

Pusimos rumbo a Semuc Chempey, un lugar con unas piscinas naturales muy bonitas pero infectadas de turistas. Nuestra visita coincidió con un puente y había mucha gente. Para volver alquilamos unos flotadores y volvimos haciendo "tubing" río abajo. Al día siguiente decidimos hacer un tour en unas cuevas con agua con la única iluminación de unas velas y las indicaciones del guía menos motivado de la historia. Sara nos esperaba en una pequeña playa junto al río donde nos juntamos con un francés y dos inglesas. Se nos unieron dos niñas y dos niños que jugaban en el río y a los que parecía divertirles mucho hablar con los turistas. Nos enseñaron algo de su lengua Maya Quechí.

Luego fuimos a Antigua donde nos reunimos con Zep que estaba trabajando de voluntaria en un hostel donde decidimos quedarnos para pasar tiempo con ella. Zep nos volvió a contagiar con su energía y nos alegramos mucho de verla. Pasamos con ella unos días porque ponía rumbo a Colombia tres días después. Antigua fue un soplo de aire fresco porque sentía que no había salido del circuito gringo-turístico desde que llegué a Guatemala y tenía la sensación de que Guatemala era un país sin identidad y del que no había conocido nada más que monumentos y naturaleza. Ninguna interacción con la gente local y ni rastro de algo que me dijese "Guatemala es esto".

Allí tomamos un tour al volcán Acatenango. Un volcán de cerca de 4000m desde el que se pueden ver erupciones de un volcán activo próximo a éste. Subimos durante todo el día. El grupo era bastante grande y se iba separando porque había gente que caminaba rápido y gente que no. Teníamos dos guías, Melvin y Mauro, que subían unas dos veces por semana y nos contaban muchas anécdotas por ser los únicos hispanohablantes del grupo. Antes del atardecer llegamos al campamento base después de unas sies horas de subida y montamos las tiendas mientras los guías buscaban leña para hacer fuego. Conforme pasaba la noche pudimos ver varias pequeñas erupciones del volcán de Fuego. Era la primera vez que veía lava en directo y me hizo mucha ilusion ver ese naranja tan cercano al rojo. La gente se iba yendo a dormir y los guías cada vez estaban más borrachos y empezaron a contarme sus historias de desamor y de sus situaciones límite en la montaña. Eran jóvenes y bajitos. Me fui a dormir el último un poco decepcionado por no haber visto una gran erupción del volcán. Nos levantaron a las 4 de la mañana para subir a la cumbre a ver el amanecer. Después de más de una hora llegamos y la sensación fue increíble. El cansancio mezclado con la satisfacción de llegar unidos a un amanecer rarísimo y precioso debajo de las nubes hizo que casi se me saltaran las lágrimas. A pesar del frío y el viento (No os hacéis una idea del frío que hace en lo alto) dimos la vuelta al crater y vimos las cruces de seis personas que murieron hace unos meses en ese mismo volcán. Luego los guías nos mostraron unos agujeros de donde sale calor. Pusimos unas piedras dentro y tras dos o tres minutos teniamos una forma muy placentera de calentarnos las manos. Bajamos deslizándonos por la gravilla y lo que había sido una subida de más de una hora se hizo en menos de 15 minutos durante la cual el volcán pegó un petardazo que sonó como diez relámpagos. De día es muy difícil ver la lava, pero el humo que desprendía fue igualmente impresionante aunque visualmente un poco menos estético. La bajada fue dura para mí porque después de tanto tiempo la suela de mis zapatillas se estaba empezando a borrar y me resbalé cómicamente hasta cuatro veces. Al bajar levantaba mucho polvo y era bonito ver cómo revelaba los rayos de sol que se colaban entre las plantas. Me he puesto un poco poético aquí jeje.

Ya estaba empezando a reconciliarme con Guatemala. Al día siguiente fuimos a Chimaltenango a conocer a Atún, un indígena amigo de mi primo Pol (un asiduo de este blog). Llegó una hora tarde pero muy tranquilo y resacoso (de cruda). Nos llevó a conocer a Maximón, una especie de santo al que le ofrecen alcohol y tabaco. Luego nos llevó a comer una tostada de buche (estómago de cerdo) a una taberna muy auténtica donde sonaba música banda en una jukebox. Pregunté a Atún por la verdadera identidad de Guatemala y me contó que la riqueza de Guatemala son toda la diversidad de pueblos indígenas que tiene y que en realidad el sur de México se parece más a Guatemala que el norte. Guatemala es el epicentro de la cultura maya y cuentan con una gran cantidad de lenguas, tradiciones, cultivos... que la obstinada necesidad de unificación de occidente está haciendo desaparecer poco a poco.

Y bueno, esto es todo lo que pasó en Guatemala, bueno, no todo, pero ando leyendo a Kerouac y el estilo del blog se ve afectado por esa sensación de no hay tiempo que perder jajajaja.

1 comment:

  1. Tus pocas ganas de escribir aquí han ido creciendo en progresión geométrica. El dato. ;)

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